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sábado, 16 de diciembre de 2023

Travesía IGLESIA NUEVA

 



            Este camino estaba completamente despoblado mientras se construyó la Iglesia Nueva.


 La casa de don Adolfo Otero Landeiro, el maestro de obra de la Iglesia, en el cruce con la Carretera de la Estación, fue la primera construcción que se elevó en las inmediaciones y, posteriormente a su lado, los talleres de su empresa.

Travesía de la Iglesia Nueva, 1968

Permiso de construcción para el señor Gallardo, 1964

Permiso para construir concedido a muebles Varela, 1964




        Con el tiempo, el camino se ensanchó y se fue poblando (más vale no comentar nada al respecto) poco a poco para convertirse en la calle Evaristo Vaamonde. 



1 CASA PARROQUIAL

Permiso para construir la Casa Parroquial. 1966


3 TEMPLO DE LA VERA CRUZ

Al considerar insuficiente para las necesidades de la parroquia la iglesia de San Cipriano, el párroco de la Villa, Don Luciano Evaristo Vaamonde da Cortiña, encargó el proyecto de un nuevo templo al arquitecto Antonio Palacios Ramilo.

La financiación corrió a cargo, en un principio, de una comisión de vecinos y en 1943 se iniciaron las obras, dirigidas por el maestro cantero, Adolfo Otero.

Don Evaristo y el señor Adolfo

El señor Adolfo supo interpretar el sentido del proyecto de Palacios y aprovechar los consejos de los técnicos, entre ellos, los del ingeniero Marcelino Enríquez Parrondo.

Se inició el culto el 17 de septiembre de 1952, festividad de San Cipriano, pero sin terminar las obras que concluyeron, tras superar serias dificultades económicas, en 1957, aún en vida de su promotor Don Evaristo.

Entierro de Don Evaristo en 1961



No es fácil definir el estilo de la obra, ya que se trata de una mezcla de formas arquitectónicas.

 Del magnífico conjunto, cabe señalar el arco de Cristo y los doce apóstoles del maestro cantero de O Carballiño Xesús González.


        El motivo por el que don Evaristo hizo construir este templo bajo la advocación de la “Vera Cruz” lo explica lo acontecido en 1901.

Ese año, la Corporación municipal se reúne en pleno el 18 de septiembre de 1901, bajo la presidencia del alcalde Ernesto Cela Corral, y acepta recibir en custodia algunos objetos de gran valor religioso, entregados por el franciscano Fray Pedro Fernández, natural de Carballiño, recién llegado de Tierra Santa.

Entre ellos, el más valioso es una reliquia del Lignum Crucis. Dicha reliquia la llevaba en su pectoral el papa Pío Nono, quien se la regaló al Patriarca de Jerusalén, Fray Ludovico, quien, a su vez, se la entregó a, Fray Pedro Fernández para el nuevo templo parroquial dedicado a San Cipriano, que se iba a construir en la Villa, siendo entonces párroco de la misma Don Crisanto Fernández Pérez.

         La reliquia está autentificada en latín con fecha de mayo de 1896 por Fray Ludovicus, patriarca de Jerusalén. 


         Otro de los objetos religiosos aportados por Fray Pedro Fernández fue una cruz hecha de palo de olivo del huerto de Getsemaní, cubierta de nácar y con las 14 estaciones del Via Crucis.

         Dicha Cruz se conserva en el Archivo Histórico Diocesano de Ourense.






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